Catedral de Merida en Venezuela!


Diseñada por el arquitecto Manuel Mujica Millán en 1944, es una de las
iglesias más bellas de Venezuela. Concebida dentro de un estilo
particular, es un edificio sólido, armónico y bien proporcionado que le da
un carácter muy singular al contorno de la Plaza Bolívar, donde se encuentra. La
fachada con muchos entrantes y salientes presenta en su cuerpo una portada de sillería
rosada sobre el cual se apoya una imagen de la Virgen Inmaculada, dentro de un nicho.
Una gran roseta de vitrales se ubica en la parte de arriba. A los lados se tienen columnas
que dividen el cuerpo principal en tres partes, muy armónicamente. Dos torres
cuadradas laterales rematadas en cúpulas, son copia de las que existían en la vieja
catedral. La gran cúpula encima del presbiterio, de aspecto renacentista con linterna y
rematada en una cruz, se apoya graciosamente sobre el crucero. El interior de la
catedral es realmente hermoso, con arcadas y columnas que van dividiendo el espacio
en zonas levemente iluminadas que contribuyen a crear ese ambiente de misticismo y
sobrecogimiento. La proliferación de capillas, cupulines, nichos y vitrales, se
complementa con los frescos pintados en las pechinas de la cúpula y las paredes
laterales con imágenes de los cuatro evangelistas, demás santos y la Virgen María. El
artista ucraniano Ivan Belsky fue el pintor de la catedral, quien ha dejado plasmado su
retrato, disimuladamente, bajo la forma del Padre Eterno Omnipotente, quien señala
directamente hacia el observador con su dedo amenazante.
La catedral también posee un santo como
reliquia. Debajo del presbiterio, en una
especie de cripta, se pueden ver los restos sin
cabeza del mártir San Clemente. Cuenta la
leyenda que en la época del Imperio Romano,
en el siglo III, un soldado creyente fue
mandado a decapitar por el Emperador. Desde
entonces este soldado, cuyo nombre era
Clemente, pasó a ser un mártir de la iglesia.
En 1794, el obispo de Mérida, Monseñor Torrijos, se dirigió al Papa y le solicitó una
reliquia para la catedral. El Papa le concedió la petición y le regaló el cuerpo del mártir,
quedando la cabeza en una iglesia de Roma.
Desde tiempos remotos Mérida siempre quiso tener una catedral que fuera un reflejo del
tamaño de su diócesis. Los primeros intentos se remontan a 1805 cuando el Obispo
Santiago Hernández Milanés inició los trabajos para la construcción de una catedral
monumental, copia de la de Toledo. Lamentablemente el terremoto de 1812 acabó con
este sueño y destruyó lo poco que se había construido, dejando en pie tan sólo los
cimientos, y acabando con la vida del Obispo, quien murió debajo de los escombros en
la casa episcopal. Más tarde, el Obispo Juan Hilario Bosset en 1842 se dedicó a levantar
una nueva iglesia, la cual quedó consagrada en 1867.
Pero nuevamente, las fuerzas de la naturaleza se confabularon para oponerse a los
designios de la iglesia. El violento terremoto de 1894, que destruyó la ciudad, causó
muchos daños en el templo. Para 1944 la catedral estaba en estado ruinoso con la
bóveda en el suelo, las paredes agrietadas y los techos apolillados a punto de
desplomarse. Entonces por razones de seguridad se demolió la iglesia y se pensó de
inmediato en construir una nueva. En aquel entonces, el Arzobispo doctor Acacio
Chacón tuvo la idea de levantar la catedral nueva y definitiva, para lo cual contactó al
arquitecto Mujica Millán, quien se encontraba en Caracas y había hecho una
remodelación muy hermosa del Panteón Nacional. La nueva catedral fue consagrada en
1960.