El azul del mar se mezcla en el horizonte con el cielo despejado. El sol brilla con generosidad y da color al paisaje mientras decenas de aves marinas proyectan su sombra sobre la blanca arena. La espuma de las olas invita a entrar al agua, provocativa, tan irresistible como el canto de las sirenas. El cuadro es un regalo para la vista, protagonista de la típica postal de Venezuela, compitiendo con la soberbia del salto Ángel y los tepuyes y la calma de los Llanos como tarjeta de presentación del país ante el mundo.
Una imagen similar debió llegar a las retinas de Cristóbal Colón el 2 de agosto de 1948, cuando avistó la península de Paria en el tercero de sus viajes, provocando que la bautizara como "Tierra de Gracia". Hoy, cuando el viejo almirante es castigado a través de la política más de 500 años después -cosas extrañas de los nuevos tiempos-, esa paradisíaca pintura aún sigue enamorando.
Sin embargo, hay muchísimo más que hermosas vistas a lo largo de la línea costera que nos limita con el mar Caribe.
motor de la economía
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El 90% del comercio exterior venezolano se hace vía marítima, según cifras del Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos e Insulares (INEA). Más de un centenar de terminales sirven para dar salida de las exportaciones del sector petrolero -estimadas entre 2 millones y 2,9 millones de barriles diarios dependiendo de la fuente- y, al mismo tiempo, para dar entrada a los productos e insumos importados que mueven a los demás sectores productivos.
La economía nacional depende de la renta petrolera para generar ingresos, pues el 80% de las exportaciones están relacionadas con el oro negro; pero, a la vez, la actividad del sector no llega a representar el 14% del Producto Interno Bruto.
La actividad no petrolera, en cambio, representa más del 75% del PIB, concentrada en la industria y el comercio, que necesitan importaciones.
Afortunadamente, nuestras costas no son solo un paraíso para los sentidos, sino también para el comercio exterior con una privilegiada situación geográfica que marca nuestra Historia. El café y el cacao de la Venezuela agrícola fueron desplazados por el petróleo de la moderna, pero los puertos siempre han sido claves.
Las costas nacionales son prácticamente equidistantes con las de Norteamérica, Europa y África y pueden considerarse la puerta de entrada a Suramérica. Todo gira, entonces, en torno a los puertos, destacando 39 terminales petroleros, 4 petroquímicos y 8 públicos de uso comercial: Puerto Cabello, La Guaira, Maracaibo, Guanta, El Guamache, Guaranao, Puerto Sucre y Carúpano.
Si hablamos de petróleo, el complejo de José, en el estado Anzoátegui, es el de mayor actividad. Si hablamos de los puertos comerciales, Puerto Cabello es el primero en importancia, ya que recibe la mayor parte de materias primas para las zonas industriales.
foco de atracción
Gracias al atractivo de playas con clima perfecto todo el año, las costas de Venezuela, junto a las regiones insulares -el territorio nacional abarca 314 islas en el Caribe-, ha sido escenario para el desarrollo de hoteles, clubes y diversas infraestructuras para la oferta recreativa de visitantes nacionales y extranjeros, fomentando su segunda actividad tras el frenético movimiento alrededor de los puertos: el turismo.
De los 4.006 kilómetros de costa venezolana, 1.700 son playas, que ofrecen, caminando de Occidente a Oriente, distintas maravillas naturales. La zona occidental muestra el contraste del marrón de las zonas áridas con el verde de los manglares en las aguas. La central entrega el panorama de las montañas y los bosques tropicales rodeando las playas. La oriental va pasando del marco de vegetación frondosa de las áreas boscosas a los viejos acantilados erosionados por el mar.
Existen, además, enclaves ideales para deportes acuáticos como el buceo o el windsurf.
Sin embargo, hay mucho por hacer para impulsar el turismo internacional y dos enemigos atentan: la tensión política y la inseguridad.
Tras los sucesos de abril de 2002, la cifra de turistas del exterior en Venezuela, según cifras del Ministerio de Turismo, fue de 435.421 en 2003, cayendo 40% con respecto a años anteriores. El número se ha recuperado y ha ido creciendo hasta cerca de 900.000 -incluyendo no solo las costas, sino también los atractivos que comparten escena como la Gran Sabana o los Llanos-, pero sigue siendo bajo tomando en consideración las potencialidades del país en la materia.
El número de turistas en otros países de Latinoamérica y el Caribe es bastante mayor. México recibe a unos 14 millones anuales, Brasil a más de 4 y Argentina y República Dominicana a más de 3.
RESERVA DE VIDA
Las mejores playas de Venezuela se encuentran en zonas protegidas para la vida animal y vegetal tanto en la tierra continental como en la insular. Así sucede en los parques nacionales Mochima (Anzoátegui), Morrocoy (Falcón), Henri Pittier (Aragua) o Península de Paria (Sucre) o, al norte, el Archipiélago de Los Roques, entre otros.
La zona abriga uno de los números más altos de aves marinas en el planeta y en sus aguas hacen vida peces, mamíferos y reptiles; siendo reserva para las amenazadas tortugas marinas y otras especies en peligro de extinción. Más de 3.000 especies de animales marinos han sido contabilizadas.
La flora costera muestra múltiples caras. Pasa por vegetación xerófila, manglares, bosques secos tropicales e, incluso, bosques húmedos.
Las costas venezolanas, de este modo, también son un paraíso para la biodiversidad.
Fuente: Esteban Rojas. El Universal
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