Cuanto más des, más recibirás"


Pasamos gran parte de nuestra vida buscando qué cosas tener y qué objetos comprar, así como en que otros nos sirvan y nos den. Pareciera que mientras más cosas logremos tener más felices seremos. Sin embargo, ¿nos hemos preguntado de qué sirve tener el mundo entero si se pierde el alma? Y es que a pesar de tener más y mejores cosas materiales, seguimos sintiéndonos desgraciados.

Generalmente es en Navidad cuando nos avocamos más a dar y a ayudar a otros que lo necesitan, haciendo alguna obra de caridad. Sin embargo, el dar y el servir deberían ser una constante en nuestra vida y no una actitud de un mes al año, ya que en esas dos acciones es que se encuentra la verdadera felicidad. Es increíble pensar que lo que más deseamos en la vida –ser felices-, se encuentre en una simple acción como es la de dar. Tan simple como que si quieres ser feliz, da felicidad a otros.

Se trata de una ley natural mágica que funciona así: Cuanto más des, más recibirás. Es decir, cosecharás lo que siembras, recibirás en la medida que des y por cada semilla que siembres, recibirás 100. Haz la prueba, por ejemplo, sólo sonriéndole a alguien, y ese alguien seguramente te devolverá otra sonrisa. "La felicidad es como un boomerang, cuanto más se da, más te regresa", dice en el libro "Los 10 secretos de la abundante felicidad".

Recordemos algún momento en nuestra vida en el cual hicimos algo por alguien sin esperar nada a cambio. Puede haber sido algo muy simple como ayudar a alguien a cargar unas bolsas, a cambiar un caucho, una llamada para saludar, un email de agradecimiento, una demostración de aprecio, una sonrisa o dar las gracias. Pensemos en cómo nos hizo sentir tener ese detalle con otras personas si esperar nada a cambio. Seguramente muy satisfechos y contentos por el hecho de poder serle útil a otro. En el fondo los seres humanos no somos egoístas, somos capaces de hacer muchísimas cosas por otros, incluso más de lo que haríamos por nosotros mismos, pues cuánto no somos capaces de sacrificar por un hijo, por ejemplo.

No olvidemos jampas que es mayor la bendición de quien da, que de quien recibe, y que dando a los demás no sólo nos apartamos de nuestros problemas, sino que atraemos felicidad a nuestras vidas.

Recordemos entonces que:

- La felicidad no se encuentra en amasar fortunas ni en adquirir cosas para uno mismo, sino en dar y en ayudar a los demás

- Mientras más alegría y felicidad demos, más recibiremos

- Cada día podemos crear felicidad en nuestra propia vida buscando la forma de dar felicidad a los demás

Fuente de:
Blog ENERGÍA DE LA BUENA
Por Ileana Magual Mandé

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